Turismo Arqueológico del Estado Miranda



Turismo Arqueológico del Estado Miranda

Sitios Arqueológicos 

Petroglifos de la quebrada de Tusmare

Ubicados en la Urbanización Los Robles, final de la avenida Loma Larga, a corta distancia del río Tusmare. Se trata de una roca alargada que contiene múltiples grabados indígenas conocidos como petroglifos.

Estos grabados son representaciones humanas, animales (específicamente representaciones de lagartijas) y geométricas (tales como espirales y triángulos). Su importancia radica en que atestigua la presencia de grupos indígenas presentes en la región antes de la llegada del europeo. Alrededor de este sitio de petroglifos se desarrolla una pequeña selva de galerías con abundantes plantas gramíneas. La gran humedad de la localidad ha causado cierto deterioro en este antiguo petroglifo. A cuarenta y cinco minutos del primer petroglifo se encuentra una segunda roca con grabados.

Esta presenta en toda su superficie siete grabados de figuras humanas, tres de animales y dos dibujos de líneas onduladas dispuestas en forma concéntrica. Estos últimos grabados se encuentran en la parte superior. Además de estas figuras, la roca también presenta un dibujo aislado que consiste en líneas ondulantes ramificadas que parten de un mismo centro.

Sitio Cerámico Parque Cuevas del Indio

En los cortes de tierra presentes en las montañas del parque, realizados especialmente para la práctica del rapel; así como en los distintos senderos de este sitio natural, se ha encontrado material cerámico estratigráfico (piezas aprisionadas entre los estratos de las rocas sedimentarias) de posible origen prehispánico y colonial. La presencia de estas piezas permite suponer la existencia en el lugar de un antiguo asentamiento indígena cercano a alguna hacienda de españoles.

Sitio Arqueológico Los Hornos, El Hatillo

Conjunto de estructuras en ruinas de origen y antigüedad desconocida, pero que de acuerdo a la opinión de muchas personas, se trata de restos de antiguos hornos para el procesamiento de cal establecidos en estas montañas. El conjunto está compuesto por: muros hechos en mampostería, con una altura de alrededor de 3 m y con adoquines de arcilla de forma cuadrada colocados en su parte superior.

Algunos muros presentan partes metálicas como parte de su estructura; 2 pozos de alrededor de 2,5 m de diámetro y una profundidad aproximada de 3 m, ambos rematados en su parte superior con mampostería. Uno de los pozos presenta un acceso en su parte inferior de forma triangular; y un patio o plaza también en forma de triángulo con dos esquinas redondeadas, y la tercera en forma de ápice. Esta estructura mide alrededor de 5 m de largo, está delimitada por un muro de 15 cm aproximadamente de espesor y una profundidad de 0,80 cm. Cuenta con restos de piso en su interior y una escalera compuesta por dos escalones, situada en uno de sus lados. Por su valor arqueológico urge la ejecución de acciones que permitan una mayor comprensión acerca de su significación histórica para el municipio y para el país.

Sitio Paleontológico Caucagua-Capaya

En esta cuenca, formada entre los poblados de Caucagua y Capaya, se encontraron restos fósiles de animales: amphistegina lessoniid, orbigny y ammobaculites s.p., asociados con ostrácodos, scaphopados y otolitos. Probablemente de este sitio ya no quede evidencia o sea difícil encontrarla debido que los procesos urbanos y agropecuarios que han intervenido en su contexto. El sitio se encuentra ubicado en el valle de Caucagua-Capaya, en un bosque de galería con abundante vegetación de sabana y grandes árboles. Varias quebradas atraviesan el área. Aunque se halla poco urbanizada, con el asentamiento de algunas poblaciones, sin embargo, buena parte del terreno ha sido intervenido por actividades agropecuarias y de vialidad, como la carretera a Higuerote y vías menores.

Sitio de las ruinas de la Hacienda Palacios: La hacienda Palacios, donde se dice que nació Simón Bolívar, está ubicada en las inmediaciones de Capaya entre Aragüita y Las Morochas, junto a la quebrada Palacios. Según cuentan algunas personas, en el techo de la casa había una estrella amarilla con un letrero, pero su contenido no fue muy conocido pues para la época en que se encontraba edificada la hacienda, muy pocas personas sabían leer. Voces de la comunidad afirman que la estrella, llamada "Lucero" estaba pintada con los colores: Amarillo, Azul y Rojo. Para aquel entonces se desconocía que estos eran los colores de la bandera nacional. La hacienda, comúnmente conocida como "Palacios" u "Oficina Palacios", fue centro cacaotero y de esclavitud, además de contener un centro de abastecimiento de víveres para la localidad. Algunos llegaron a conocer la casa, como Custodio y Juan de Dios Palacios, informantes claves que trabajaron en el lugar, quienes cuentan que se trataba de un caserón con paredes de tapia, con cubierta a dos aguas y tejas criollas. Hoy en día se pueden ver restos de estas tejas en el terreno. Estas personas laboraban en el secado del cacao, y su pago era de un real y medio por la jornada de trabajo.

Actualmente sólo quedan restos casi invisibles en medio de la vegetación que domina el lugar. Las últimas exploraciones arqueológicas han podido encontrar algunos vestigios de los pavimentos originales de la casa, que estaban compuestos por ladrillos y losetas de arcilla cruda en los espacios interiores y otros materiales, probablemente como piedras de canto rodado en los espacios exteriores, similares a los existentes en otras edificaciones relacionadas con la producción agrícola. En zonas adyacentes a la ruina se encuentra también una pequeña cisterna de agua que probablemente fue utilizado para la actividad agrícola desarrollada en ese lugar. Losetas de arcilla cruda. Estas evidencias están siendo sometidas a evaluaciones científicas por el Instituto del Patrimonio Cultural en el marco del proyecto Arqueología Bolivariana adelanta estudios arqueológicos en el lugar.

Sitio Arqueológico del antiguo poblado de Agua Colorada, Capaya

Se trata de un sitio que da cuenta de la existencia de un caserío marginal donde se dice vivían los trabajadores de la hacienda Palacios. El camino presenta evidencias arqueológicas importantes que constatan una ocupación de finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX. Se pueden observar por ejemplo fragmentos cerámicos de diferentes momentos de ocupación, incluyendo cerámica con esmalte. Se encuentra rodeado por exuberante vegetación tropical y algunos sembradíos de subsistencia con plantas como lechosa, yuca y plátano. Se dice que los habitantes de Agua Blanca tuvieron que mudar el caserío a otras partes de la región porque quedaban aislados cuando el río Capaya crecía.

Petroglifo de Baruta, Caracas

Vestigio de la época prehispánica consiste en una piedra en la que se encuentran representados varios motivos zoomorfos, amorfos y uno ofideomorfo. Se encuentra en un área verde del colegio Monterrey y está protegido por un muro de concreto.

Petroglifos de Piedras Pintadas de La Boyera, Caracas

Ubicados en la Avenida Piedras Pintadas, liceo Los Arcos, urbanización Las Esmeraldas. Este sitio arqueológico formaba parte de un conjunto de cuatro petroglifosm en la época prehispánica, de los cuales el único que permanece en pie se encuentra en un pequeño mirador protegido por una cerca a la entrada del liceo Los Arcos. Se trata de una aglomeración de piedras calizas de gran formato agrupada en un montículo en forma de abrigo natural de un diámetro aproximado de 20 m². Se encuentra inmerso en una densa vegetación y, a su alrededor, hay piedras diseminadas de talla mediana, todas con grabados de diversos motivos, tanto antropomorfos como zoomorfos. Entre ellos destacan, en el grupo principal, los llamados "El alacrán, las piedras de las caritas y el sol llorando". Este último grabado es muy conocido y ha sido utilizado como motivo decorativo y de diseño para logotipos. Los primeros estudios en torno al origen y ubicación de estos petroglifos fueron realizados por el Dr. Luis Oramas en los años treinta, por J.M. Cruxent y por investigadores de la Fundación La Salle entre 1940 y 1950. Cabe destacar que estos petroglifos constituyen unos de los pocos sitios de estas características que ha escapado a la masiva destrucción y transformación de la topografía de esa zona para dar cabida a las estructuras urbanas que conforman el sector.

Yacimiento Arqueológico en la Plaza Bolívar de Chacao

Durante una excavación en 1992 se encontraron varias estructuras de ladrillo en el extremo noroeste de la plaza, que fueron asociadas con material cerámico del período colonial. El yacimiento fue destruido por la construcción de la nueva plaza el mismo año y actualmente las escasas estructuras que quedaron, yacen bajo el pavimento de la plaza remodelada.

Yacimientos Cerámicos de los Municipios Páez y Pedro Gual

Entre estos yacimientos se puede mencionar el descubierto durante la construcción de la carretera Río Chico - El Guapo. El material encontrado pertenece al estilo Río Chico y sólo contiene fragmentos cerámicos según los especialistas. En la actualidad son pocas las evidencias de este yacimiento. Por otra parte está también el conocido como La América, en la carretera a la afueras de El Guapo, donde se encontró material cerámico indígena y cerámica colonial, probablemente española; lajas de pedernal y algunos metates. Ha sido clasificado por los científicos Cruxent y Rouse (1982) como el estilo La América, relacionado a la serie memoide. Se sabe que el yacimiento se encontraba en un área cercana a El Guapo, en un poblado conocido como La América, pero en la actualidad el yacimiento desapareció sin dejar datos sobre el contexto inmediato. En Cúpira también han sido descubiertas piezas cerámicas, básicamente en la hacienda Managua, propiedad de Calos Quintero.

Este yacimiento se encontraba a 3 km de la casa principal de la hacienda Managua, que a su vez dista 4 km del poblado de Cúpira, por la carretera El Guapo - Barcelona. El yacimiento se hallaba muy cercano a un sembradío de cocos, planta característica de la zona. Se trataba de un basurero arqueológico ubicado en la barranca de Río Chico, en dirección norte de la hacienda Managua. Dentro del material se encontraron principalmente restos de conchas marinas, huesos de peces y cerámica indígena. Este yacimiento fue trabajado por la antropólogo Fulvia Nieves (1992), después de lo cual desapareció debido a procesos urbanísticos. En el sector conocido como El Guacuco, también en Cúpira, puente de Chupaquire, se halló a 3 km del río Chupaquire, en una barraca que podía observarse desde la carretera, un conchero con numerosos restos cerámicos bastante erosionados; igualmente en el sector donde se encuentra la quebrada Cgaguaramal se encontró una piedra cúbica que presenta grabados antropomórficos y zoomórficos en sus dos caras, además de figuras geométricas. Estos hallazgos revisten suma importancia ya que son testigos o testimonios de tiempos pretéritos y evidencia del curso cultural de los pueblos venezolanos.

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